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jueves, 17 de octubre de 2013

SAN VICENTE DE LA BARQUERA, COMILLAS Y SANTILLANA DEL MAR. UNA ESCAPADA AL OCCIDENTE DE CANTABRIA


Empezamos la jornada en Santillana del Mar, algunos dicen que es el pueblo de las 3 mentiras, ya que "Ni es Santa, ni es Llana, ni tiene Mar"... yo creo que si no lo tiene, ¡lo disimula muy bien!
Para perderte y soñar por las calles de esta villa medieval, recomiendo ir en temporada baja, a poder ser entre semana. Si prefieres bullicio y ambiente: no lo dudes, ve en veranito o cualquier fin de semana.
Desde las cuevas de Altamira hasta el zoo, o simplemente acercarte a conocer su maravilloso conjunto histórico.




Especial interés despierta en mí, la colegiata de Santa Juliana. Enamorada del arte románico, no puedo sino quedarme con la boca abierta mientras recorro con la vista sus tres ábsides, la torre, el pórtico, los capiteles...


Si nos ponemos de espaldas a la Colegiata, a la izquierda encontramos el Museo Jesús de Otero, instalaciones rodeadas de un artístico y bello jardín decorado con estatuas. Es en este idílico lugar donde se encuentra el Albuergue de Peregrinos del mismo nombre. Impresionante ver la llegada de las decenas de personas que esperan pacientes la hora de entrada mientras se descalzan para aliviar sus doloridos pies.
A la derecha, casi enfrente del albergue, el Museo del Barquillero. Una modesta colección que te hará retroceder en el tiempo hasta la más tierna infancia...
No dejéis de visitar el museo de la tortura, tienen una colección impresionante. Cada objeto expuesto debidamente documentado, pondrá los pelos de punta hasta a los más valientes.



Hacemos nuestra segunda parada en Comillas. Miro al cielo y veo la escultura del Ángel Guardián que corona la entrada al cementerio ubicado en los cimientos de la vieja iglesia de origen gótico, en una parte elevada del pueblo con vistas al mar. El corazón se acelera al pensar cuántos significados puede tener.





Su repercusión histórica se nota en todas sus calles, desde su carácter marinero al más señorial, vamos encontrando vestigios del pasado a cada paso. La Universidad Pontificia, el Capricho de Gaudí son sólo algunas muestras de la gran relevancia que llego a tener la villa de Comillas.
Comer en la plaza es un lujo, sus playas limpias y tranquilas invitan a un baño purificante en el Cantábrico.
Un lugar para el descanso del cuerpo y de la mente, para la aventura, ¡incluso para rodar películas! (Primos. Daniel Sánchez Arévalo. 2011).

Finalizamos la jornada en San Vicente de La Barquera. Desde que cruzas el puente de La Maza, estás deseando bajar del coche y empaparte de la gente, del lugar, de la lluvia fina que quizá caiga...
Sabor marinero enmarcado por la silueta de los Picos de Europa. Presume de Castillo, por cierto visitable y con impresionantes vistas, la Iglesia de Santa María de los Ángeles, el Parque Natural de Oyambre...





San Vicente de la Barquera es el lugar ideal para los indecisos, ¿quieres playa? ¿o prefieres montaña? quizá te decantes más por arte... Todo esto y mucho más lo encontrarás en esta encantadora villa marinera. La jornada pasará volando y la sensación será de querer más.



Cantabria tiene para mí un significado muy especial. Allí fue donde vi el mar por primera vez...
Desde pequeña, he estado allí muchas veces con mis padres, pero cada vez que vuelvo, me sigue sorprendiendo y enamorando.
"A vista de pajarito" os adelanto que esta escapada a Cantabria, no será la última...

lunes, 9 de septiembre de 2013

ARÉVALO

La ciudad de Arévalo, también conocida como "Ciudad del Mudéjar" o "Villa de Los Cinco Linajes", se eleva majestuosa sobre un altozano en plena meseta castellana, rodeado de pinares y en la ribera de dos ríos.
Quizá sea este enclave privilegiado el que ha hecho de Arévalo un lugar vivo, de convivencia de varias culturas.



Paseando por sus calles retrocedemos en el tiempo a la época del reinado de los Reyes Católicos. Sólo alzar la vista te permite descubrir el gusto por el detalle en escudos y otros ornamentos que decoran fachadas y aleros de lo que antaño debieron ser palacios y casas solariegas;




A la entrada del Arco de Alcocer o Arco de la Cárcel, encontramos una estatua en bronce dedicada a Isabel la Católica, por la ciudad de Arévalo. Icono principal de estas tierras y muy en auge (tanto en oferta como en demanda turística), tras la exitosa serie de televisión basada en su vida y obra.
Es además en el pasaje de este Arco, donde se encuentra la Oficina de Turismo, donde te atenderán amablemente.


Un escalofrío me recorre al encontrarme, casi sin darme cuenta, en un espacio mágico, anclado en el tiempo: La Plaza de la Villa, de suelo empedrado y enmarcada por edificios porticados, con sus columnas de piedra y vigas de madera, y coronada en uno de sus lados por el imponente ábside mudéjar de la Iglesia de Nuestra Señora de Santa María la Mayor y en el otro por las Torres gemelas de la Iglesia de San Martín. Un espacio tranquilo, silencioso, recientemente recuperado, con enormes portalones bajo las arcadas, que invitan a asomarse a ellos e imaginar que quizá estas puertas encierren grandes secretos de los arevalenses.
Balconadas repletas de flores y olor a asado...


Calles llenas de historia y románticos rincones provocan el deleite de nuestros sentidos. Llegamos al Castillo de Arévalo. Debo decir que tuve la suerte de hacer una visita guiada completamente gratuita de la que me informaron en la Oficina de Turismo, y a decir verdad, he de reconocer que me llevé un pequeño desengaño. Actualmente el Castillo está destinado a usos propios del ministerio de agricultura y además alberga un sencillo museo de cereales. La magia se rompe al ser consciente de su plena reconstrucción en la actualidad y del poco uso que se saca de un lugar tan simbólico.
Lo mejor: las vistas de la ciudad desde su torre del homenaje.



No podemos irnos de Arévalo sin degustar su plato estrella, el cochinillo asado, para muchos, mejor incluso que el de Segovia. Por mi parte, no puedo opinar, ya que no es plato de mi gusto, pero puedo decir que todos aquellos con los que he ido, han quedado maravillados.
Me permito recomendaros un pequeño local, con categoría de dos tenedores en el número 33 de la Avenida de Emilio Romero, El Restaurante Goya: ofrece menús de varios precios y servicio a la carta. Trato exquisito y excelente calidad precio.



En esta misma avenida, se encuentra una vieja locomotora de vapor, un agradable recuerdo de mis primeros viajes siendo una niña. Esa vieja máquina me servía de punto de referencia para saber cuánto tardaría en llegar a casa al volver de algún viaje. Aún hoy al pasar por allí, la busco con la mirada y se me escapa una sonrisa de añoranza...

Si no conoces Arévalo, no dejes de pasar un día por allí. Arte, cultura y gastronomía en la cuna de Isabel la Católica te harán pasar una jornada inolvidable. Ahora y hasta el día 3 de Noviembre, puedes dotar tu escapada de un valor añadido visitando la última exposición de las Edades del Hombre: Credo. Más de 100.000 visitantes se han acercado a disfrutar ya de esta magnífica exposición castellana.

domingo, 7 de julio de 2013

GIJÓN

Dicen de Gijón que cada barrio es una ciudad… y yo no puedo, sino sumarme a esa misma opinión. Multitud de ambientes se mezclan y la ciudad se funde con el mar ofreciéndonos una cálida bienvenida.

Hasta mí llega el aire, el olor, el inconfundible color industrial de los barrios de la Calzada y el Natahoyo, donde se encontraban los más importantes astilleros gijoneses.  A vista de pajarito se vislumbran las enormes y pesadas grúas como seña de identidad, no sólo de este duro y casi desaparecido sector, sino del tradicional paisaje urbano de Gijón.


En la parte más occidental de la ciudad, encontramos la renovada playa del Arbeyal, anteriormente conocida como la playa de La Casera. Hace algo más de dos décadas, ésta recuperó su aspecto original tras haber pasado unos años al servicio de la industria de la zona. Hoy es ya la tercera playa más importante de Gijón.
Si fijamos nuestra vista en el horizonte, podemos ver la reciente ampliación del “Musel”, uno de los Principales Puertos Marítimos del Arco Atlántico y que desde hace poco se conecta con el Puerto de Nantes mediante la primera “Autopista del Mar”.

Desde hace un par de años, en los terrenos del antiguo astillero Naval Gijón, se celebra la afamada Semana Negra, que este año alcanza su 26ª edición; una fiesta literaria que es ya un clásico del verano Gijonés. Más de diez días en los que disfrutar de la lectura, charlando con escritores en un ambiente de lo más festivo a orillas del mar Cantábrico.



Caminando hacia el centro, llegamos a la Playa de Poniente. Desde el acuario hasta el Puerto Deportivo, más de quinientos metros de playa, en la que, entre otras cosas, cabe resaltar que es totalmente accesible a personas con movilidad reducida. Una zona viva, con entretenimiento a cualquier hora del día y de la noche.

La península de Cimadevilla, marca la división entre las playas de Poniente y San Lorenzo.
Es la parte más antigua y con más encanto de todo Gijón. Coronada en su punto más alto, el Cerro de Santa Catalina, con el “Elogio del Horizonte” de Chillida, nos invita a pasear y a tomar unos “culines” de sidra en cualquiera de las múltiples sidrerías que se encuentran por la zona.


Las Termas Romanas, la Torre del Reloj, el Palacio de Revillagigedo, la Plaza del Ayuntamiento o la Plaza del Marqués con la insigne estatua de Pelayo, son sólo algunos de los lugares de obligada visita para todo aquel que pasa por Gijón.


Para llegar a la Playa de San Lorenzo, pasaremos por la iglesia de San Pedro, ubicada en plena Bahía y con un encanto muy especial, a pesar de haber sido reconstruida tras la Guerra Civil.
Es aquí donde comienza un agradable paseo por la playa más importante de Gijón y una de las más emblemáticas de todo el Principado de Asturias. Los días de sol la encontraremos repleta de bañistas y al fondo, las casetas de rayas de vivos colores, serán el signo inequívoco de que ha llegado el verano. 
Cuando el tiempo no es tan benévolo, son los surfistas quienes salpican las aguas en busca de olas y aquellos que disfrutan de los agradables paseos por el Muro. 
Hablar de la Playa de San Lorenzo, es hablar de las Escaleronas, del Tostadero y de la desembocadura del Río Piles.


Si continuamos por la orilla, en dirección al Rinconín, llegaremos a una renovada zona de restaurantes y bares de copas, donde vivir con intensidad la noche gijonesa.

Si el tiempo acompaña (y si no, también) no dejemos de subir a la zona conocida como la Providencia. Sin perder de vista el mar Cantábrico, ascenderemos por un sendero donde iremos descubriendo un itinerario de esculturas, entre las que debo destacar la de “La Madre del Emigrante” o más conocida por los gijoneses como “La Lloca”.


Para  los amantes del deporte, Gijón es una ciudad muy atractiva. No sólo por los deportes acuáticos, por su equipo de fútbol, por su club de tenis o el hipódromo. Toda la ciudad cuenta con carril y bici y algunas sendas verdes como la de: la Camocha, la Senda Fluvial, el Parque de Isabel la Católica o el de los Pericones, y por supuesto El Monte Deva, un espacio natural considerado como el pulmón de la ciudad.

A aquellos que buscan un turismo más comercial o de shopping, les recomiendo visitar el centro de Gijón. La Calle Corrida o la Calle Moros, Begoña o la Plaza de Parchís, son sólo algunas calles donde podemos realizar todo tipo de compras y parar a tomar un tentempié o degustar la deliciosa e internacionalmente conocida gastronomía asturiana: las fabes, el chorizo criollo a la sidra, el pixin, el cachopo, las casadielles...

Si lo que buscas es desconexión y relax, no dudes en acercarte a las modernas instalaciones de Talasoponiente, donde disfrutaremos de toda clase de cuidados con agua de mar.

Es indispensable no marchar de Gijón, sin subir a La Campa Torres, donde además del maravilloso paisaje, encontraremos vestigios de un poblado posiblemente de origen celta o astur. Los enamorados de la historia, no deben dejar de visitar además la Villa Romana de Veranes.

Saliendo de la ciudad, en dirección Santander pasamos por el Jardín Botánico. Un lugar de alto interés para amantes de la naturaleza y que a lo largo del año, realiza originales y apetecibles eventos, entre los que me quedo sin duda con Las Noches Mágicas. Un visita nocturna por el jardín, acompañados por unos guías de excepción: personajes y seres de la mitología astur. Un placer para los sentidos apto para todos los públicos.

Antes de dejar la ciudad, una última parada en la Laboral Ciudad de Cultura, un proyecto en continuo movimiento, que no dejará a nadie indiferente.


Gijón, una ciudad que ha sabido reinventarse, que apuesta por el futuro y en la que cada visita, es una experiencia diferente, no en vano, en 2012 fue galardonada con el Premio Nacional al Mejor Destino de Calidad Turística.

viernes, 7 de junio de 2013

LA COMARCA DE LA ARMUÑA



«Aburrida, esteparia, cerealista, solitaria o envejecida» son algunos de los calificativos que se usan para describir la Comarca de La Armuña.
Hoy quiero romper ese tópico y dar a conocer alguno de los secretos de esta desconocida comarca salmantina, que tantas sorpresas esconde.
El origen de su nombre, se remite al árabe «Al-Munya» que quiere decir algo así como: huerto, vergel, tierra fértil. Su paisaje se caracteriza por amplios y diáfanos horizontes, dominados por llanos ondulados con predominio de campos de cereales y leguminosas, con zonas de regadío y montes de encinas y pinos.

Una explosión de olores, colores y texturas diferentes en cada época del año. Tonos vivos y la fragancia de las flores marcan la llegada de la breve primavera. Los matices dorados de los campos junto con el azul celeste del cielo traen consigo olor a cosecha y tierra mojada en las agradables y tranquilas noches de estío. Los suaves vientos arrastran el tufillo del cisco que enciende los primeros braseros, y junto a colores amarillentos, ocres y anaranjados anuncia que el otoño ha llegado. Grises neblinas y rudas escarchas marcan los días de invierno, con su aroma a lumbre, a navidad, a frío…




668 km2 a lo largo de 28 municipios, nos permitirán recorrer espacios naturales protegidos, vías pecuarias y cañadas reales de gran relevancia, como la Vía de la Plata y otras de menor repercusión, pero no por ello, de menor belleza.
Senderos ambientales como el del Arroyo de Santa Lucía en La Vellés, los Caminos de Monterrubio o la Ruta de las Catedrales Vivas en Torresmenudas y Valverdón. Zonas forestales como El Monte de La Orbada, Los Valdemoros en Parada de Rubiales o  la Ribera de Cañedo en Topas.
Es probable que en nuestro paseo por estos lares veamos (de lejos), como las avutardas campan a sus anchas por los campos de cereal.

Cada localidad con su iglesia parroquial, seis de ellas declaradas Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento y tres con especial encanto y belleza, tanto, que incluso algunos se atreven a llamarlas «Las Catedrales de La Armuña»: La Iglesia de Santa Cruz en Palencia de Negrilla, La Iglesia de San Cornelio y San Cipriano en Villaverde y la Iglesia de San Silvestre en Los Villares.



Pequeños y modestos museos, creados con mucho esfuerzo y que son el orgullo de sus vecinos, como el Centro de Interpretación de Los Caminos Históricos ACUM en Calzada de Valdunciel o el Aula Interpretativa del Vino de Tierra del Vino y de La Armuña en Parada de Rubiales, son un ejemplo de afán de superación de las gentes de estos pequeños pueblos por mantener viva la historia y tradición de sus antepasados.

Y no quiero olvidarme del folklore y las manifestaciones tradicionales de la zona. Para no extenderme mucho, sólo destacaré una de sus construcciones típicas más emblemáticas: los frontones. Un lujo del que pueden presumir la mayoría de municipios armuñeses, algunos de gran belleza, como el de San Cristóbal de la Cuesta o el de La Vellés.



Dentro de su afamada gastronomía, dos productos estrella con denominación de origen propia: la Lenteja de la Armuña y el Garbanzo de Pedrosillo. Una recomendación, no os marchéis sin probarlos…




Si os apetece hacer noche, para recorrer y disfrutar con calma este singular territorio, opciones de calidad para todos los gustos: alojamientos con encanto (como El Castillo del Buen Amor en Villanueva de Cañedo, Topas), para enamorados del vino y el relax (Hacienda Zorita Wine&Spa en Valverdón), para cosmopolitas (Doña Brígida Forum Resort en Villamayor), albergues (Albergue del Peregrino en Calzada de Valdunciel), campings (Camping Olimpia en Pedrosillo el Ralo), Casas rurales (La Sandovala en Forfoleda, La Casa del Saúco y Charaíl en La Vellés o Galicán en Moriscos, entre otras) y hostales y pensiones (Hostal Carolina en Pedrosillo, o El Pozo en Calzada de Valdunciel son algunos ejemplos).

Como podéis ver, La Armuña es una comarca apta para amantes de la naturaleza, del arte, de la etnografía, de la historia o simplemente, para todo aquel que, como Fray Luis de León, quiera escapar durante un rato “del mundanal ruido”.